domingo, 30 de noviembre de 2008

UN HOMBRE DE NEGOCIOS

Después de un fatigoso y oscuro día de negocios emprendidos y resueltos eficazmente, la suerte le sonrió y encontró sitio para pasar la noche en uno de los lugares más bellos de la ciudad. Silencioso, apartado del frío más crudo del invierno, al otro lado de unas estrechas pero bien pensadas cristaleras y con unas lujosas vistas al entorno que le estarían esperando nada más despuntar el alba. Esto ocurría mientras la calma iba encontrando su destino en las calles heladas. Las horas transcurrieron sin grandes sobresaltos: algunos pasos al otro lado de la puerta, alguna carcajada, dos o tres ambulancias a lo lejos; nada con importancia. Amaneció. La luz filtrándose con intensidad por las esquinas de aquella habitación improvisada le bañaba los párpados por dentro. Finalmente abrió los ojos, se situó al cabo de unos cuantos segundos con el exacto desconcierto de quien está acostumbrado a cambiar de lugar cada día; pensó en el éxito de la jornada anterior y se alegró un instante. Sabía que las empresas de hoy no iban a ser fáciles; no están los tiempos para descuidos. Apartó primero la caja que le cubría hasta los hombros, y el sol se le echó encima como una alimaña hambrienta. Seguidamente se desembarazó de la otra, la que abrigaba el cuerpo; había tenido suerte en encontrarla con doble capa de cartón, pensó. Se levantó, se sacudió la ropa como quitándose pedazos de sí mismo, recogió las mantas raídas, las bolsas, la botella, y abrió la puerta de aquella sucursal de la que nunca – estaba seguro- iba a ser el primer cliente.

Córdoba,noviembre, 2008.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya, me has dejado sin saber qué decir. Me ha encantado y como si se tratase de un buen café, te hace sentir un “regustillo” amargo de los que duran.

Ains, deberías actualizar con más frecuencia ya que siempre es un placer leerte.

Saludos nevados desde Jaén.

Chopiski dijo...

Oye Paco, que me ha encantado este relato tuyo tan agridulce. Nunca se me hubiera ocurrido escribir algo sobre un personajes como este a pesar de su triste cotidianidad. Te juro que al principio pensé que hablabas de un hombre de negocios de los oficiales, de los de traje y corbata, alojado en el mejor hotel de la ciudad. Sí señor, has conseguido engañar a este lector soñoliento.

Me alegra que vuelvas a actualizar. :)

Bopiró dijo...

Muy buena tu acrualización, si señor..a ver si escribes más a menudo porque me ha sabido a poco!!un abrazo

Chopiski dijo...

Se echa de menos una actualización...

Anónimo dijo...

Chicos, voy a privatizar igual que Chopis así que mirad vuestros correos.